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18.10.06

 

Perfiles, historias que no fueron: "Mira en lo que termino este sabandija"

Es un dia como cualquiera, estoy en el colectivo rumbo a la redaccion en mi rutina habitual. Sin embargo, no estoy lucido como siempre. Una noche de drinks e ir a ponerla dejan cansado a cualquiera. Mientras cabeceo tratando de mantenerme despierto mastico una pastilla de carbon, es que ando medio flojo de vientre. Sube un vendedor ambulante, pienso que es el mismo cieguito hinchapelotas de todos los dias vendiendo las mentitas, pero me equivoco. Es una persona joven, con pinta de reo. Creo conocerlo, pero mi cansada vista no me deja dislumbrar su silueta. Al grito de “ideal para el caballero, lleve 6 destornilladores de presicion en tan solo dos pesitos”, me atrona la cabeza y me reincorporo.
Al fondo, entre un grupo de gurises que viajan en plena alaraca, uno de los mocosos le grita: “metete los destornilladores de precision, con precision en el orto”. Carjacadas colectivas en el colectivo. Miro al irritado muchacho, me mira, lo reconozco al instante, el tambien lo hace. Claro, como no hacerlo, si ya le he hecho innumerables notas para otros medios. Me guiña un ojo, le guiño el otro, me tira un besito, le muestro un huevo.
La situacion me sobrepasa, no entiendo que hace ahi... en esa situacion. Lo llamo para hacerle una nota, pero al no haber lugar diponible para que nos sentemos los dos, le digo: “veni, sentate a upita”, el accede. Entre el sucundum sucundum del colectivo y de mis partes intimas rozando contra sus nalgas no logro evitar que el indio me levante campamento. El se da cuenta y de forma picarona me dice “¿siempre llevas ese paqueton a todos lados?”, reimos.
Por respeto a la intimidad del jugador no voy a comentar en esta nota que lo apodaban “rifle” y que su apellido empezaba con “Pan” y terminaba con “dolfi”.
Continua el sucundum, le pregunto “¿por que dejaste?”. Me responde “me daba paja ir a entranar”. No aguanto la friccion, me voy en seco. Se da cuenta, me mira, me sonrie. Deduzco que le gusto el sifonazo. Sin preambulos me dice “¿y si me das tu telefono para seguir charlando mas intimamente?”. Me violento y grito “pero tomatela, ¿que te pensas? ¿que soy puto?”.Rapidamente se marcha, nadie le compra. Antes de bajar aprovecha y apoya a un octogenario viejito. Pudo ser leyenda, pero no... su padre se apellidaba de otra forma. Y vaya uno a saber donde carajo esta atajando Bernardo ahora!

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